Zacatecas: Una ciudad de sueño #tenisviajeros

Imagina que abordas un autobús a media noche en medio de una de las avenidas más transitadas de la Ciudad de México. Subes al camión. Arranca. Duermes.

Sabes a dónde vas, conoces el nombre de la ciudad, pero nunca has estado ahí, no sabes qué esperar. Vas acompañado por una persona que te inspira y con quien compartes gustos y sueños. Pinta para ser un buen fin de semana.

De pronto un ventarrón te despierta, tu acompañante está asustada, no entiende qué está pasando, tú tampoco, acabas de despertar. El ruido del aire entrando a toda velocidad y la temperatura tan baja te hacen suponer que hay un orificio en medio del camión, el aire entra por el piso. Es una puerta mal cerrada, hay gente tratando de cerrarla, a ti te vence el sueño, no importa el ruido ni el frío. Duermes de nuevo.

Amaneces en otra ciudad, despiertas justo cuando el sol está saliendo.

¿Dónde estás? No importa, faltan sólo dos horas para llegar a tu destino. Sigue durmiendo.

Pasaron ya 120 minutos, llegas entonces. Duerme más.

Llegas a una ciudad que parece dibujada con acuarela, donde al pintor seguro se le acabó el azul, porque el cielo no podría tener color más intenso. Hay tanta luz, todo es tan pálido, tan nebuloso… parece un sueño. Los edificios son color pastel: rosa, amarillo, verde muy claro, azul. No hay anuncios, no hay grandes letreros que contaminen la armonía visual. Es romántico, nostálgico. Es una ciudad pequeñita, abrazada por montañas. Es Zacatecas.

Así lo sentí, como si no hubiera despertado.

Fui a Zacatecas a pasear a comer rico y al Medio Maratón de la ciudad. Yo sólo corrí 5 kilómetros que fueron como un dulce chiquito, la porción exacta para no empalagarse. Pero mi compañera de viaje, la querida Araiz Arriola, sí fue lo suficientemente valiente como para correr uno de los medios maratones más difíciles que he visto.

Parte del encanto de la ciudad son las calles empedradas y las muchas colinas, o mejor dicho, las interminables subidas y bajadas. Aquí pueden ver la reseña que hizo Araiz sobre esta carrera y sobre nuestro increíble viaje juntas: Crónica del Medio Maratón de Zacatecas

Además de correr, tuvimos la oportunidad de visitar los sitios más bonitos de la ciudad: El museo Rafael Corona donde hay una colección de máscaras inimaginable, el cerro de la Bufa, el hermosísimo teatro Fernando Calderón y la Catedral. Paseamos en el teleférico y caminamos por el centro histórico, que tiene una iluminación divina por las noches. El Gobierno del Estado nos asignó a dos guías de turistas buenazos (¡Gracias Mayela y Jesús!) que nos dieron un muy buen recorrido.

También conocimos la mina del Eden, una mina de plata que paró operaciones en 1964, y que ahora es una forma de conocer – sin peligro – lo que sucede dentro de un lugar así. Para entrar, un trenecito te lleva 340 metros bajo tierra, a escuchar leyendas de lo que sucedió alguna vez ahí. El trabajo artístico y museográfico es excelente y lograron ambientar muy bien el interior de la cueva. Está a 10 minutos del centro de la ciudad y tiene además, la única discoteca del mundo «bajo tierra».

La comida zacatecana fue una gran sorpresa. Mi favorita: la gordita de huevo en salsa de tomate rojo. Es una especie de tortilla pequeña un poco más gruesa que una tortilla normal, que se pone a cocer en un comal y ya cocida se abre a la mitad y se rellena con algún guisado, frijoles, nopales, queso o huevo. El lugar: Gorditas Doña Julia. Otras tres razones más para ir a Zacatecas: el pozole verde del restaurante Los Dorados de Villa, las enchiladas zacatecanas y el asado de boda del restaurante La Cantera Musical. Otra cosa deliciosa: los helados de Don Mónico, que son más bien raspados pero en lugar de jarabe llevan fruta molida al momento.

Hay muchos lugares deliciosos para comer sin gastar demasiado. Me quedó pendiente probar los tacos «envenenados» que olían muy bien pero que por cordura precarrera, Araiz y yo decidimos ignorar.

Zacatecas está en el centro de México, es fácil llegar en auto desde casi cualquier ciudad. La agencia de viajes con la que nos transportamos (www.turismodeportivo.com.mx) tiene paquetes buenísimos para hacer viajes deportivos de fin de semana. El ventarrón en el camión no tuvo problema, olviden ese detalle.

Conocer una ciudad más de México corriendo me dejó con ganas de correr más y viajar más. Zacatecas es una ciudad para disfrutarse y saborearse, corriendo o no. No se necesitan muchos días, un fin de semana largo puede ser suficiente para ver todo lo bonito de esta ciudad.

Aquí algunas fotos de lo que vi mientras paseaba y corría 5000 metros bajo el cielo zacatecano:

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Gracias al Gobierno de Zacatecas por todas sus atenciones con los #tenisviajeros.

3 Respuestas a “Zacatecas: Una ciudad de sueño #tenisviajeros

  1. Qué bella reseña!!! Gracias por pintar en mi imaginación esos azules, esos colores, esa Cd de encanto. Bella forma de describir la experiencia de correr

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