No abras este mensaje.

Imagina que recibes un mail de un desconocido. El título del mensaje dice: Tú estuviste ayer en el Lago de Chapultepec a las 8am. Imagina que eso es cierto. Efectivamente, estuviste una hora frente al lago, pero no hablaste con nadie, nadie te acompañaba.

¿Abrirías el mail?

Yo lo abrí. Era cierto, yo había estado en el lugar mencionado. Estuve ahí en septiembre, justo como lo decía el mensaje. No recordaba haber cruzado palabra con nadie, mucho menos haberle dado mis datos de contacto a ninguna persona.

El mensaje tenía esta liga. Ábrela: Liga secreta

Es el Espejo de Agua de Burdeos, que fue diseñado para reflejar los increíbles edificios de la Plaza de la Bourse. Es un espacio rectangular muy grande formado por de piedras negras cuadradas, entre cada piedra hay ranuras por donde entra y sale agua tibia. Cuando sale el agua, sale con tal presión que forma unas nubecitas de vapor que quedan a medio metro del piso. El efecto es mágico, parece que caminas en las nubes. Luego se deshacen dejando dos centímetros de «charquito». Después de un rato, el agua es jalada por las ranuras en el piso nuevamente, haciendo burbujas que te hacen cosquillas en los pies.

Una cosa maravillosa que disfruté en septiembre, unos diez días antes de correr el maratón de Berlín, cuando mi pie izquierdo parecía que quería renunciar a la misión de los 42K. Casi no podía caminar, pero cuando vi el espejo de agua, me quité los tenis y sumergí los pies ahí.

El remitente del mensaje era la Madame francesa que me recibió en su casa de emergencia ante la cancelación del hotel que tenía reservado, una desconocida que me cuidó como si fuera mi mamá. Dentro del mail preguntaba por mi pie, diciendo que esperaba que estuviera tan bien como cuando estaba sumergido en el espejo de agua de Bordeaux.

Un mensaje que me hizo recordar que cada vez que me duela un pie, lo que tengo que hacer es buscar un charco, un lago o un mar, quitarme los zapatos y mojarme los pies. Literal y metafóricamente.

Mensajes que te alegran el día, aunque el día ya se haya acabado.

Esta es la única foto que le tomé al miroir d’eau:
miroir 2

Aquí más de lo que vi en Burdeos: Quién fuera árbol

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