La palabra viaje deriva del catalán “viatge”, y esta palabra a su vez, del latín “viatucum”, que significa camino. La esencia de viajar radica en el camino, en el recorrido, en el regreso. Viajar no es sólo transportarse de un lugar a otro, sino lo que encuentras en el camino para llegar y sobre todo, lo que encuentras al regresar.

Al viajar, encuentras nuevos lugares, nuevos idiomas, nuevos sabores, y también encuentras cosas de ti que no conoces. Para mí, el camino hacia encontrar lo desconocido es lo más importante de un viaje.

Correr se parece mucho a viajar. Porque correr tampoco es sólo el acto de transportarse, es el camino y lo que pasa cuando regresas del «viaje». Correr te hace sentir vivo. Viajar también. Correr te ayuda a desconectarte de lo cotidiano, viajar a conectar con nuevas realidades. Cuando viajas nadie te conoce, cuando corres, tampoco. Porque el único que sabe a dónde vas, hasta dónde llegarás y cómo regresarás, sólo eres tú.

Correr para mí es un gran pretexto para viajar o tal vez, viajar se ha vuelto un pretexto para correr. Cada vez que corro quiero correr más y cada vez que viajo quiero viajar más. Nunca me he arrepentido de haber salido a correr, mucho menos de haber podido viajar.

Correr es atreverse a viajar solo. No cualquiera lo hace. Viajar solo te hace descubrir cosas que difícilmente descubrirías de otra forma, correr también.

Así que si no puedes viajar, corre. Si no puedes correr, camina, pero sal, observa, piérdete. Si no descubres nada nuevo, seguro al menos encontrarás lo que todos en el fondo buscamos en cada viaje.

Aquí un poco de lo que vi en mi más reciente viaje, donde conocí Santiago de Chile corriendo. Prometo contar más sobre Santiago pronto.

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Y aquí más sobre viajar y correr, en una nota de la revista Forbes , con una mini entrevista que me hicieron hace unos meses.