Los sonidos, el aroma y los colores de este lugar aliviaron de inmediato el enojo causado por la alarma del despertador a las 6:20am.
Pero cuando iba extasiada disfrutando del olor y de la hermosura de árboles que enmarcaban mi camino, aterricé de manera forzosa. ¿Para qué conformarte con ver algo si puedes disfrutarlo con los 5 sentidos? -y duplicar las dimensiones de una rodilla en cuestión de minutos-. Probé la tierra y mis rodillas, manos y codos palparon bien la superficie. Ouch.
6:20 sonó mi despertador, me caí en el kilómetro 6.2 y faltan 62 días para mi próximo maratón. Solicito a los gurús de la numerología y discípulos de Mercurio retrógrado una explicación a esta secuencia numérica tan desafortunada. Sólo espero que 62 no sean los kilos que voy a pesar en unas semanas si sigo con esta hambre desmedida de maratonista novata.
Esto es lo que vi en 11 kilómetros matutinos en el bosque, en el Desierto de los Leones, que con todo y emergencia, valieron la pena:
Que maravilla de paisaje para ver mientras corres, gracias por tu recomendación.
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¡MUY recomendable! 🙂
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Muy padre lugar para correr, buenas fotos, saludos desde Guadalajara
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Gracias, Francisco. Saludos hasta allá. 🙂
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