Después de 95 días de documentar lo que vi mientras entrenaba, faltaba compartir lo que vi en el tan esperado «T-0». El domingo 6 de noviembre de 2011 no se me va a olvidar. Ni a mí, ni a otros 45,000 valientes que corrimos, caminamos o gateamos 42 kilómetros y 195 metros en la Gran Manzana.
El esfuerzo dura unas horas, para unos más que para otros. El entrenamiento varios meses. La satisfacción se queda siempre.
Fue un día lleno de emociones, que inició las 6am (sin odiar al despertador). Para llegar al punto de salida, tuve que viajar en metro durante cuarenta minutos, en ferry otros veinte y caminando otros diez. Cada minuto mi emoción era más grande.
La salida fue a las 10:40am, con frío, rodeada de miles de personas, escuchando todos los idiomas posibles a mi alrededor y de fondo Frank Sinatra que decía “Start spreading the news. I’m leaving today. I want to be part of it…”
Considerando que no tuve un entrenador y que mi estrategia, si podemos llamarla así, no era más que “correr despacio la primera mitad para no cansarme”, los primeros 21 kilómetros fueron muy fáciles. Tomé muchísimas fotos, disfrutaba las porras, la música en vivo casi cada kilómetro y gente con letreros que me hacían olvidarme de la distancia que faltaba. Por ejemplo, un letrero que me hizo reír mucho: “Alcohol misses you too. There’s beer at the finish line”.
Además, pocos kilómetros adelante me encontré con mi familia y amigos, ¡la mejor porra del mundo!. Arrepentimiento total de no haberme detenido un poco más para ver sus sonrisas. Pero aún con pocos segundos, me llenaron de energía.
A partir del kilómetro 28 empecé a lidiar con mucho dolor de piernas y a asustarme al ver caer a todos los que se detenían por tener calambres. Peor aún, los que eran recogidos por la ambulancia.
Así que la estrategia siguió siendo “correr despacio”, o mejor dicho, trotar. Y fue una buena decisión. Disfruté, con dolor de piernas y dolor de… todo, cada kilómetro siguiente. La gente, sin importar si apoyan a algún corredor en específico o no, no permite que te detengas. Alrededor del kilómetro 30, llegando a Manhattan y tras haber subido el último puente (con su respectiva subida pronunciada), la ruta incluía una zona de bares, donde los locales llevaban ya muchas horas brindando por los corredores. Las porras entonces eran más divertidas. Exaltación de la amistad inexistente, abrazos gratis y apoyo apasionado que hicieron dos siguientes kilómetros mucho más amenos.
Lo realmente doloroso y difícil empezó en el kilómetro 36. Nunca pensé en abortar la misión, pero los minutos se me hacían eternos. Ahí fue cuando me di cuenta que mi preparación psicológica fue nula. Así que seguí el único consejo que había leído la semana anterior “cuando ya no puedas más, corre a un costado, cerca de la gente y velos a los ojos”. Y sí, sólo con ver a alguien a los ojos me distraía de mi dolor, porque sin excepción, cualquier persona que veía me regresaba la mirada con una sonrisa y una porra.
En los últimos 4 kilómetros, ya no tuve que ver a la gente. Me dediqué a ver el increíble otoño en Nueva York. Árboles hermosos por todos lados. Y qué decir de la llegada a Central Park; la porra eufórica, el escenario natural abrumador, los sonidos, los colores, la música.
Cuando vi el letrero de 41 kilómetros y vi mi reloj no podía creer que había corrido durante tanto tiempo. Me di cuenta que tenía un dolor más: me dolía la cara, porque no había dejado de sonreír desde media hora atrás. Seguí corriendo y sonriendo. Llegué a la meta con las manos arriba, brincando y la sonrisa más grande que tengo.
Aquí les comparto lo que vi durante los 42 kilómetros y 195 metros corridos…
Gracias a todos los que me han dado comentarios sobre este blog. Gracias por las porras antes, durante y después del maratón. Ha sido un gusto compartir lo que veo mientras corro.
Y al día siguiente, me veía más o menos así…
Tips para viajar a Nueva York:
Hay muchas aerolíneas que vuelan a Nueva York, mi recomendación es volar al aeropuerto de JFK o a La Guardia, NO al aeropuerto de Newark. Si encuentras un vuelo barato a este aeropuerto, considera que está alejado de la ciudad y que el transporte te saldrá caro (casi equivalente a la diferencia de precio de volar a JFK o La Guardia). Un buen tip para encontrar vuelos baratos es «monitorear» los precios a través de www.kayak.com o con la app movil Hopper.
Busca alojamento en Airbnb, hay lugares increíbles y vivirás una verdadera experiencia neoyorquina.
Usa Yelp para ver recomendaciones de restaurantes.
Y aquí una buena lista de los mejores cafés en Nueva York.
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The race is long but in the end is only with yourself. Never stop running Vero, the road misses you already. Keep motivating & inspiring more people with your stories and pictures. Don’t forget to always outrun yourself. Congratulations NYC Marathon finisher!
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I’m not sure the road already misses me that much 😉
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verito, no cabe duda que cada dia me sorprendes mas y me haces admirarte por todo lo que haz logrado! eres una super mujer!
te quiero
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Sí, los letreros están increíbles. Ame el de: «worst parade ever!» y el de «You are the Sh*t» jajaja y ¿qué onda con el penis?
Buenísimas las fotos. Beso.
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Aplausos, aplausos y aplausos. Por el blog, las fotos, el reto, compartir y los efectos mariposa que seguro has provocado.
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Pingback: Verónica Velázquez: Recordando mi experiencia en el maratón de Nueva York | LatinRun·
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Me encanta Verito! Es totalmente inspirador… me urge correr un maratón para sentirlo en carne propia!
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